El cantor de cabecera del Submundo,
el Gran Zambayonny,
toca
A propósito, unas páginas escritas por Federico Novick ,sobre los últimos trabajos de Zamba
En el (medio) nosotros: la obra madura de Zambayonny
Si la sorpresa al escuchar los primeros cuatro álbumes independientes del canta/autor surgía como bomba neutrógena en varios continentes a la vez (el carácter violento de lo argentino, la sexualidad multiplicada e interminable, la noche sola, el humor perfecto), una atención continua de la obra producida en los dos últimos años revela su fase mucho más grumosa y compleja, donde revisa a esa “sociedad” del siglo veintiuno terriblemente ajada. El desquicio primero dio lugar ahora a una inmoralidad sin rencor pero consciente de las décadas perdidas y del verdadero lugar adonde nunca más podremos regresar: la juventud. Sin embargo el recuerdo se encarna en un gesto que se parece al candombe, melancólico y diez veces más fuerte sin puteada alguna, que disloca las nociones de un género musical informado por autores españoles, la clásica protesta latinoamericana y una tradición rioplatense de mínima observación y acidez de barro, como el río.
Hay mucho de boxeo y fin de fiesta en el relato, porteño desde el codo sur de la provincia, que vuelve secuencia mañanas de cabaret, chicas que escuchan a los Strokes en otro mundo, novios que esquivan golpes de tíos y padrinos, policías y mozos que no leen nunca el diario. El desfile constante de personajes de calibre surtido íntimo antes (la gloriosa dama de La sensación del té canasta viene por un segundo) se vuelve público en la reflexión sobre el pasado que acaba de terminarse: los noventa pasaron por arriba de un grupo humano que terminó huérfano y solo, pelado y confundido, desfasado de un presente incomprensible y travestido.
Estas cuarenta canciones, algunas reinterpretadas en “Tu Palabra Contra La Mía” (Televisión Abierta/Lábil Música/Rosner Records, 2007) funcionan como aquel sueño de muchos jamás concretado. El filme dramático, de gran producción y sólidas interpretaciones, con sexo explícito incluido en la trama y proyectado en los cines. La potencia que esas palabras reunidas exhiben se parece de alguna manera a una película donde el deseo se completa constantemente, corriendo los nervios a un costado y usando la crítica como palanca, cubriendo historias y sensaciones de una verdad luminosa, sin la máquina inverosímil de la pornografía pero con toda esa tripa revuelta de tendones, gritos agudos y transpirados lápices de labios.
El escucha, que se exalta ante la fortaleza de una lengua como trompo, va inundándose de sorpresas escandalosas en un salto en el hiperespacio con respecto a lo que podía suponer cuando sumergía su cabeza en los primeros álbumes, reconstruidos por muchos en la mezcla y en el desorden de su ausencia formal como unidades, como artefactos toqueteables. Es en esos compilados artesanales salpicados desde internet con canciones sueltas, y en esos meliés-eanos fotovideos que editores entusiastas crean en sus computadoras para el disfrute colectivo de la comunidad online donde habita el encanto de un secreto que une en ronda a muchas generaciones alrededor del planeta. Nadie escuchó esos discos, pero todos los conocen demasiado mientras les imprimen sus propias huellas digitales.
El vivo, que llegó tarde pero justo para un escritor de canciones en su propia habitación, explica aquello que no imaginamos nunca. Los cultores del arma de la palabra soez prefieren ahora el relato inmenso y clásico de Retiro Voluntario, que interrumpen con risas o declaraciones de amor instantáneas; los reflexivos y sensibles gritan Soy Supermán por la calle, apenas borrachos. Ahí, en el medio estamos nosotros que, siguiendo el decir de una de sus piezas tempranas, estamos tratando de cambiar. Para parecernos a él, que es, por supuesto, tan educado y tan formal.
Federico Novick, Abril 08
el Gran Zambayonny,
toca
el sábado 17 de Mayo
a las 21:00 hs.
en La Trastienda de San Telmo
(Balcarce 460)
Consultar puntos de venta de entradas
en la página de La Trastienda
A propósito, unas páginas escritas por Federico Novick ,sobre los últimos trabajos de Zamba
En el (medio) nosotros: la obra madura de Zambayonny
Si la sorpresa al escuchar los primeros cuatro álbumes independientes del canta/autor surgía como bomba neutrógena en varios continentes a la vez (el carácter violento de lo argentino, la sexualidad multiplicada e interminable, la noche sola, el humor perfecto), una atención continua de la obra producida en los dos últimos años revela su fase mucho más grumosa y compleja, donde revisa a esa “sociedad” del siglo veintiuno terriblemente ajada. El desquicio primero dio lugar ahora a una inmoralidad sin rencor pero consciente de las décadas perdidas y del verdadero lugar adonde nunca más podremos regresar: la juventud. Sin embargo el recuerdo se encarna en un gesto que se parece al candombe, melancólico y diez veces más fuerte sin puteada alguna, que disloca las nociones de un género musical informado por autores españoles, la clásica protesta latinoamericana y una tradición rioplatense de mínima observación y acidez de barro, como el río.
Hay mucho de boxeo y fin de fiesta en el relato, porteño desde el codo sur de la provincia, que vuelve secuencia mañanas de cabaret, chicas que escuchan a los Strokes en otro mundo, novios que esquivan golpes de tíos y padrinos, policías y mozos que no leen nunca el diario. El desfile constante de personajes de calibre surtido íntimo antes (la gloriosa dama de La sensación del té canasta viene por un segundo) se vuelve público en la reflexión sobre el pasado que acaba de terminarse: los noventa pasaron por arriba de un grupo humano que terminó huérfano y solo, pelado y confundido, desfasado de un presente incomprensible y travestido.
Estas cuarenta canciones, algunas reinterpretadas en “Tu Palabra Contra La Mía” (Televisión Abierta/Lábil Música/Rosner Records, 2007) funcionan como aquel sueño de muchos jamás concretado. El filme dramático, de gran producción y sólidas interpretaciones, con sexo explícito incluido en la trama y proyectado en los cines. La potencia que esas palabras reunidas exhiben se parece de alguna manera a una película donde el deseo se completa constantemente, corriendo los nervios a un costado y usando la crítica como palanca, cubriendo historias y sensaciones de una verdad luminosa, sin la máquina inverosímil de la pornografía pero con toda esa tripa revuelta de tendones, gritos agudos y transpirados lápices de labios.
El escucha, que se exalta ante la fortaleza de una lengua como trompo, va inundándose de sorpresas escandalosas en un salto en el hiperespacio con respecto a lo que podía suponer cuando sumergía su cabeza en los primeros álbumes, reconstruidos por muchos en la mezcla y en el desorden de su ausencia formal como unidades, como artefactos toqueteables. Es en esos compilados artesanales salpicados desde internet con canciones sueltas, y en esos meliés-eanos fotovideos que editores entusiastas crean en sus computadoras para el disfrute colectivo de la comunidad online donde habita el encanto de un secreto que une en ronda a muchas generaciones alrededor del planeta. Nadie escuchó esos discos, pero todos los conocen demasiado mientras les imprimen sus propias huellas digitales.
El vivo, que llegó tarde pero justo para un escritor de canciones en su propia habitación, explica aquello que no imaginamos nunca. Los cultores del arma de la palabra soez prefieren ahora el relato inmenso y clásico de Retiro Voluntario, que interrumpen con risas o declaraciones de amor instantáneas; los reflexivos y sensibles gritan Soy Supermán por la calle, apenas borrachos. Ahí, en el medio estamos nosotros que, siguiendo el decir de una de sus piezas tempranas, estamos tratando de cambiar. Para parecernos a él, que es, por supuesto, tan educado y tan formal.
Federico Novick, Abril 08