viernes, 6 de octubre de 2006

LA MODA ME MATA

Esta canción me tiene que gustar a la fuerza, está hecha para mí, la escucho arrodillada con la cabeza entre los parlantes metiéndome el estéreo en la columna vertebral, los punteos eléctricos me descargan voltios y me obligan a cantar con su voz fuerte diciendo todo el tiempo lo mismo, de una forma o de otra se convierte en la nueva línea de mi ideología, mi cabeza repite textual con una boca y con la otra, mas bajito, lo que yo pensaba antes de poner play sobre mis rodillas que se están astillando contra el suelo, soportando el peso casi muerto de un cuerpo que tiembla con los platillos voladores de un baterista loco que golpea para matar esos parches huecos invocando el ritmo del hombre de cromagnon que pugna por su evolución entre bombos que llenan plazas y estadios bajo la voz metálica que arenga el final del comienzo de los tiempos, de los tempos, mis oídos sangran de amor con cada acorde menor de sus teclas blancas y cabecitas negras estaqueadas pero veloces bajo los dedos pentagramados largos y blancos de uña comida hasta el hueso, es la melodía para siempre, el coro que anuncia la repetición del camino conocido, a comprar el pan y el vino ya fui muchas veces por la profundidad de un bajo destrasteado que transporta todo el mundo que lo rodea a su propia existencia dura en el aire, en el aire denso de su voz grave, grave y delicadamente terminal que me lleva a apretar los párpados con furia para no distraer los demás sentidos, el suelo vibrando, la música que viaja hacia mí y me golpea hasta hacerme bailar, bailar y llorar, llorar como una víctima a corazón abierto y manos enlazadas frente a su belleza feroz.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

en "la naranja mecànica" hay un texto parecido

Anónimo dijo...

¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! No, no se parece en nada, pez.

Anónimo dijo...

arte arte para vivir el arte

Anónimo dijo...

minujin con la sobredosis justa

enterrada para siempre bajo una / montaña de pala / en el ápice
de la parva los anteojos / de sol
de marco blanco reposan

Anónimo dijo...

¿Es de néstor en bloke?

Anónimo dijo...

¿Qué es un blog? alguien me lo puede explicar?

Anónimo dijo...

me acaban de explicar lo que es un blog en otro blog. No entendí

Anónimo dijo...

No se puede explicar lo que es un blog en un blog; lo único que puede hacerse es mostrar un blog. No puede explicarse aquello que puede mostrarse ni viceversa. Yo puedo explicarle a alguien lo que es una mesa, pero no puedo explicarle lo que es una explicación de una mesa; lo único que puedo hacer es mostrarle una mesa.

Anónimo dijo...

Antes no sabía lo que es un blog, ahora tampoco lo que es una mesa, de a poco ustedes me estan complicando la vida. Ni loco pediría que me expliques los q es una explicación.
Pero... un blog se parece a una mesa?

Anónimo dijo...

No puedo explicar lo que es una mesa; sólo puedo mostrarla. Pero podría explicarte qué es mostrar una mesa. Pero si te lo explico, no te puedo mostrar la mesa.

Anónimo dijo...

Cuando Mux explica la mesa, yo no obtengo la mesa, sino la explicación de la mesa. Si acepto su explicación, creyendo que eso es la mesa, en realidad no tengo la mesa, sino sólo una explicación que explica algo que ella misma no es. Entonces, la mesa es inexplicable, la explicación es inasible, la mesa y el blog son una metáfora de lo incognoscible. Además, si tal vez entiendo la diferencia entre la mesa y su explicación, en realidad no entiendo la diferencia entre la explicación de la diferencia y mi comprensión de dicha explicación. De este modo, la mesa, el blog y el Universo se alejan de mí en una sucesión interminable de incomprensiones que huyen al galope.

Sin embargo, necesito la mesa para comer y el blog para escribir pelotudeces, aunque no pueda saber qué son, porque me tras-cienden. Si los uso, pero no los entiendo, lo mismo daría comer sobre un blog, escribir sobre la mesa o meterme un artículo de Wikipedia por el culo.

El Sr. Heidegger me diría que el problema es que me relaciono con la mesa, con el blog y con Wikipedia en un contexto de instrumentalidad; que no los entiendo como-ellos-son-en-Sí, sino en-cuanto-instrumentos-que-son-para-el-ser-ahí; a todo esto sólo puedo responder que los argumentos de Heidegger también me los paso por el culo (en lo cual se revela su trascendente instrumentalidad).

Anónimo dijo...

aaah, me quedé sin aire! le hace falta un punto en algún lado!