viernes, 5 de diciembre de 2008

La huella decadente de la estética tecno jipi


Por llamarlo de alguna manera, le pongo “jipi” a un recorte posible en la producción estética de la cultura pop entre los 60 y 70, que fue filtrando de Estados Unidos todos lados, hasta hoy. Producción prolífica, abundante en cantidad e influencia, profusa en su propio manierismo.

Miremos ahora algunas cositas de ahí. La Mitchell canta lindo, son lindas canciones, pero: ¿no sobran los arreglos de saxo y flauta, no suenan horribles los bongoes en “Big yellow taxi”? La Joplin tiene esa pulenta, pero ¿no son pastosamente antieconómicos los solos de guitarra de su banda? ¿no sobran la mitad de los jadeos y todos los chistes sobre drogas entre canciones? ¿No resulta ñoño el romanticismo pacifista de cualquier estrella pop de entonces? Los primeros efectos de cámara tipo estrobo, o caleidoscopio, o Jimmy Page partido al medio como en espejos, ¿no son de mal gusto? ¿No les sobra optimismo y les falta estilo a esos libros con locos demasiado lúcidos o con desocupados felices en la ruta? ¿No le quedan feas las charreteras doradas y las capas de seda a Hendrix? ¿No habría que quemar las películas de Jodorowsky? Etc.

Estos rasgos feitos (feitos por cursis, por excesivos, por desequilibrados, por ruidosos, por pretenciosos, por ampulosos) de estilo de época, de jovenzuelos de clase media militante culposa, con su desesperación por decir todo y llenar todo, se arrastran hasta ahora. Pareciera que aquella imaginación persiste en arrojarnos sus peores adornos, que es lo que le queda.

Aunque hay una manera casi actual de traer al día estos residuos paleontológicos: el iman de las nuevas tecnologías. Fantasías de ácido o de paz o de nueva era que la técnica de entonces no dejaba mostrar o exhibía desprolijamente, caen ahora impertinentes, aceitadas por la habilidad digital. Y con peores resultados artísticos, porque –entre otras cosas- ya no hay época que las disculpe.

Ayer, mientras comíamos fideos con salsa rosa en casa de Zambayonny, ví un video de Carla Bruni que ilustra el asunto. Planos fijos de paisajes bucólicos a color, con la animación superpuesta de una especie de bailarina dibujada sintéticamente en tinta negra, que va recorriendo las vivas postales y mutando: en arbol movido por el viento, en flor que se desoja, en simbolitos esotéricos… un asco de estética vieja y jipi. Hay muchos ejemplos de este pasado malamente reconvertido, ustedes podrán agregar los vuestros si os place.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me pregunto si esas exageraciones, esos gestos que a la distancia se ven patéticos no funcionarán como un movimiento gratuito, forzado, aleatorio, pero con respecto al cual se cargan de significado los siguientes.
Como una estaca que sirve para localizar el resto de los elementos que van configurando una escena.

Anónimo dijo...

Che que complicado; para algo tan sencillo como que dentro de 30 años un mauro va a repetir la receta para nuestras decadas.

Mauro A Fernandez dijo...

anónimo:

par de aclaraciones.
hablo de objetos anteriores vistos desde ahora (segundo párrafo),
y de objetos construídos ahora con aquellos criterios estéticos "actualizados" {ultimo párrafo)

posiblemente tengas razón, si te referís al devenir, a lo diacrónico.

los de la época de la que hablamos, en tanto elementos culturales fuertes, potentes, con cierto tipo de coherencia, con su manierismo incluido,y su influencia en la cultura de masas, que siguen siendo referencia.¿es esta la estaca/referencia a la que te referís?

si la referencia de la que hablás es interna, propia de la constelación del objeto, puede ser que funcione como dices, pero no dejo de pensarlo como amanerado y ruidoso, como ciertos arreglos de waldo de los ríos.

luego:
me cuesta pensar, en cualquiera de las dos posibilidades, en lo aleatorio. si se trata de los objetos en si y no de su influencia histórica, si puedo pensar lo "gratuito" y "forzado" (de ahí mis referencias a sus problemas económicos).
pero es para volver a pensarlo.

Anónimo dijo...

Me hacen pensar k soy media hippie aunque no doy la edad, porque me gustan las capas de el genio de Jimmy Hendrix. Pero lo demás me parece medio vueltero al pedo. Me invitan a comer fideos con Fernández y Zamba asi me explican estas cosas raras k se les ocurren?

Anónimo dijo...

Ps:
la de la fotito que encabeza el post es Carla Bruni, antes de ser cantante y antes de ser primera dama.

Anónimo dijo...

El template me sigue pareciendo una cagada.

Carla Bruni esta bárbara, y sospecho que debe cabalgar con dulzura y precisión. A mitchell no le falta ni le sobra nada y el coro de Paul Simon no es de Swahilis

Si...si, lo' jipis con jota como en la Zooilogico, cuando era gracioso...

Tanta vuelta para justificar un fastidio estético me resulta un tanto sospechoso. Un tufo a autofáscismo repetitivo y monótono, como quien critíca un poco con demasiada mordacidad porque le encantaria ser mirado en lugar de mirar. Una angustia de Voyeur que se sale de la vaina porque se sabe buen cogedor, pero. Ese pero es, claro, el problema.

Asumir que la construcción del objeto de arte sigue cauces tan ferreos usabiaguiza el asunto. Para que jugar al sofista si no hay fulbito ni hay platea.

En ese pero es donde se apoya esta diatriba aparentemente instructiva de lo poco cancheros que fueron todos desde Kerouac hasta mediados de los noventa, en donde ahora si, todos somos mas piolas, mas cínicos, menos pelotudos y muchisimo mas suicidas.

Te daria con un fierro, pero paso por dos motivos.
1- Quince años de amistad son amianto para tus ocasionales llamaradas de Guerrero Marthineitz.
2- Como diria Geno Diaz con respecto a las mujeres: No hay que pegarles. Es inútil.

http://leopaganorock.blogspot.com/

Anónimo dijo...

leo: podrás tentar argumentos ad hominem, pero si hubieras visto ese video hubieras dicho masomenos lo mismo que sho. "qué antiestético resulta el jiposismo del tercer milenio" , o algo así.