sábado, 6 de mayo de 2006

OTRA DECEPCIÓN

YO CREÍA QUE MARIA MARTA SERRALIMA CANTABA BIEN, AUNQUE NUNCA LE HABÍA PRESTADO ATENCIÓN. PERO EL OTRO DIA VI UN SHOW POR CRÓNICA, Y DECUBRÍ QUE CANTA FEÍSIMO.

HACÍA MUCHO QUE NO ESCUCHABA CANTAR A ALGUIEN CON MENOS ONDA.
LOS ARREGLOS QUE USA SON ESPANTOSOS, UNA ESTANDARIZACIÓN DESCUIDADA DE LO CONVENCIONAL. SI TUVIERA UN POCO DE GRACIA , ESTO NO IMPORTARÍA TANTO.
PERO NO LE PONE NADA:NI MATICES, NI ACENTOS, NI GRACIA PERSONAL, NI ENERGÍA. ¡NI SIQUIERA AFINA! TAN SIMPÁTICOS QUE SON ALGUNOS BOLEROS, Y VENIR A CAGARLOS ASÍ...
LO QUE SÍ PARECE ES MUY SEGURA Y CONFIADA DE SU SHOW. ESTÁ COMO CANTANDO (MAL) PARA LOS AMIGOS. COMO A VECES PASA CUANDO ALGUIEN
CANTA PARA LOS AMIGOS. O COMO SI RECIÉN SE HUBIERA LEVANTADO Y
ESTUVIERA PASANDO LETRA.
Y PARA PEOR, ENTRE TEMA Y TEMA, HABLA. Y HABLA PELOTUDECES. COMO SE SABE, ÉL UNICO MÚSICO QUE PUEDE HABLAR EN UN SHOW ES CHARLY. EL MONO VILLEGAS ERA BUENÍSIMO HABLANDO, PERO SE MURIÓ. ESPINETA ANTES PARECÍA QUE DECÍA COSAS INTERESANTES, PERO ERA PORQUE LOS QUE LO ESCUCHABAN ESTABAN DROGADOS.
PARA MÍ QUE LA GENTE LA APLAUDE A MARÍA MARTA PORQUE ES GORDA. PORQUE ESTÁ EL MITO DE QUE LOS GORDOS CANTAN BIEN, Y QUE POR ALGO HAY TANTOS TENORES GORDOS Y ESO, Y TAMBIÉN ESTÁ ESA COSA DE QUE HAY QUE SER CONDESCENDIENTE CON LOS DISCAPACITADOS.
BUENO, PORCEL CANTABA BASTANTE BIEN LOS TANGOS, AUNQUE DESPUES SE HIZO
MÁS DISCAPACITADO Y ENCIMA CRISTIANO.
PERO EL ÚNICO GORDO ARGENTINO QUE CANTABA BIEN ERA BILLY BOND, AUNQUE
DESPUÉS SE HIZO BRASILEÑO Y EMPRESARIO. CALAMARO NO CUENTA PORQUE ANTES ERA FLACO, Y CADA VEZ CANTA MEJOR.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien Mauro de acuerdo en mucho.

No solo eso, también se le perdona la vida (o tal vez se les teme) a los niños que cantan, a los artistas que se les elogia el coraje como un mérito, a las bandas que llevan gente, a las mujeres que estuvieron presas, a los comprometidos con la circunstancia social más allá de la polaroid de tono panfletario de la que abusan, a los que escriben rápido a máquina, a los que discuten desnudos, a los que van al psiquiatra, a los que se despiertan a horario sin reloj, a los que dicen que vieron algo increible y no se jactan, a los que les pegaron un balazo, a los que fuman en pipa, a los que nacieron en Europa pero viven acá.

Invito a todos a seguir esta lista y luego confeccionar la otra, la de los que son criticados hagan lo que hagan.

Bandana dijo...

Ahora bien, María Marta canta mal. ¿Y?

Bandana dijo...

La pregunta anterior fue muy escueta y no refleja lo que en realidad quería preguntar. Ocurre que María Marta canta mal y hay miles que cantan mal y sin embargo siguen cantando y tienen fans. ¿Por qué resaltar el caso de esta gorda antipática, y no otros casos más dudosos? Digan lo que digan, a mí Charly García me resulta un desastre; su voz me parece espantosa y (contra la opinión de Savoretti y Fernández) cuando habla dice muchas boludeces, algunas rayanas con el fascismo o con lo místico. Pero, claro, es un genio y una leyenda (musicalmente hablando) entonces, como en la lista que inició Diego, no podemos hablar mal de él. Por otra parte, estimo que en todos estos casos hay cuestiones de gustos y nada más. ¿A uno le gusta un cantante porque es bueno, o prefiere creer que es bueno porque le gusta, o (lo más esnob) quiere que le guste porque sabe que es bueno? María Marta canta mal, pero no me gusta. ¿Por qué me voy a meter con ella? Si me gustara me preocuparía. De Charly sé que es bueno, pero no me mueve un pelo.
Continúo con la lista: se le perdona la vida a Charly García, a las personas que tienen mucha suerte, a los abogados defensores que han logrado eximir a un criminal, a las malas maestras que trabajan en escuelas carenciadas, a los que, pudiendo estar en el extranjero, trabajan acá y son un desastre en su trabajo pero dicen "yo recibí ofertas de trabajo de Inglaterra, viste"...

Mauro A Fernandez dijo...

por que le perdonamos la vida a la policía? por que hay tantos policias vivos? este país anda mal

Mauro A Fernandez dijo...

y hay algo peor todavía... el otro dia ´vi una película que se llama the pillow book (escrito en el cuerpo) de peter grenaway, y todavía no entiendo cómo a ese tipo no lo lapidaron hasta matarlo, con galletitas club social

Bandana dijo...

¿Por qué debemos querer matar a la gente que hace cosas que no nos gustan? Esa idea me resulta un poco escalofriante. No digo que no la comparta, pero me gustaría examinarla un poco. ¿Por qué ponerse en ese lugar de "perdonarle la vida" a alguien? ¿Quiénes somos nosotros, burguesitos mal cogidos, para hablar de lo que merece cada uno? ¿Por qué tanta animosidad destructiva? Yo odio a los que aman a Charly García, quizás porque no llego a entender su pasión. ¿Quiero matarlos? No, apenas les tengo un poco de envidia. A todo el mundo le tengo envidia, y de la mala, de la corrosiva. Pero no quiero matar a nadie, ni me interesa to see dead people por todas partes. Mauro, no entiendo tu cidiofilia (!).

Anónimo dijo...

qué interesante discusión!
Matar da trabajo y tiene riesgos, hay que cuidarse para no ir preso, dehacerse de las pruebas, etc. Por yo eso no he matado a nadie todavía. Pero no creo que en sí esté mal. Hay circunstancias -pocas pero buenas- que lo merecen.
En cuanto a Grenaway (yo agragaría unos cuantos más a mi lista) supongo que Mauro lo dice simbólicamente. No creo que esté de acuerdo en matar por puros dichos, y una película no es más que unos cuantos dichos.
Por otro lado, lo que noto es cierto ejercicio del odio en algunas de sus expresiones, cosa que me parece saludable y muy educada.

Bandana dijo...

Entiendo. Si lo de Mauro es sólo un ejercicio del odio, me parece que gana poco con decirlo. Al odio hay que enfrentarlo (haciendo algo contra aquello que se odia) o sublimarlo (haciendo una obra de arte, una protesta, una cena copiosa o boxeo), pero me parece que nada se gana con palabras. Decir que alguien debiera estar muerto es discurso, y el discurso está bueno si tiene sustancia; si hay algo en la referencia que nos interesa. Y no me parece educado decir que estaría bueno ver muerto a alguien. Lo educado sería hacerle ver (con argumentos) que está equivocado (según nuestro parecer) y que no compartimos su punto de vista. ¿Le parecería saludable al señor pasota que alguien le deseara su muerte entre estos comentarios? ¿Las amenazas son también sólo ejercicios saludables?

Anónimo dijo...

Lo que me parece que pasó en esta discusión fue que Mauro hizo el chiste de tomar la expresión "perdonar la vida" de manera literal, y pasó a considerar la idea de matar como su contrario, estableciendo una confusión entre matáfora/no metáfora. Como en ese chiste tan lindo que hace Quevedo contra los que se exceden con las metáforas, imaginando lo desagradable que sería una mujer (labios de fresa, ojos de almendra, etc) cuya cara es una ensalada.

Parece que el asunto de esta discusioncita era en principio más estético que moral (aunque hay sin duda moral en la estética y -De Sade diría- estética en la moral).
Pero hablemos de moral, ya que bandana quiere.

Si se trata de sublimar, ponerle palabras al odio o a cualquier otra cosa debe ser una manera de sublimar. Incluso (ya que Bandana demanda esta cosa masculina de encarar) una manera de enfrentarse al propio odio: si algo se puede decir, está un poquito más domesticado.

¡Cómo no se va a ganar nada con palabras! Sin ir más lejos yo mismo (y sospecho que tambien Bandana) me he ganado siempre la vida con eso.

En cuanto al asunto (sentimiento?) mismo de odiar debo citar al pobre Morrison: el odio es un sentimiento subestimado, deberíamos ejercerlo más seguido. Morrison se hacía el pagano. A mi me gusta porque suena anticristiano.

En cuanto a la opción que propone bandana de transformar el odio en un texto sustancioso y argumentativo, vale. De hecho, me la paso haciendo eso, y parece que tambien Mauro, por lo que he leíd en sus casi apasionados y cortantes posts.
Sin embargo, a veces no vale la pena tanto argumento. Se suspende tal cosa solo para molestar, o porque se esperan sobreentendidos, y entonces se ejerce el puro gesto, el puro asco de la adjetivación, sin sostén argumentativo.

No quisiera ponerme psicoterapéutico con Bandana, que es de tan mal gusto andar interpretando al voleo la piquis de la gente.
Pero ya que usted se anima a decir tan impúdicamente que nunca le deseó la muerte a nadie, me siento en la obligación de decir que eso es raro, y que algo debe andar apretando sus deseos.

En cuanto a lo de amenazar: todos
lo hemos hecho alguna vez, y algunos nos tentamos a menudo. Pero aquí debe jugar sin duda la templanza, elemento fundamental del ejercicio moral. Nada de amenazas. Amenazar es -como dice mi padre- una verdadera mariconada. Si ser alcahuete es lo más bajo en la escala moral, ser falso alcahuete de sí mismo es lo peor que pueda imaginarse.
Asique no amenace Bandana, haga lo que tiene que hacer.

Mauro A Fernandez dijo...

caramba, el compañero Pasota parece haber entendido muy bien lo que quiero decir. qué agradable.
además, debo decirle que suscribo cómodamente sus apreciaciones, incluyendo la cita de Quevedo que hace un tiempo hube publicado en un articulito sobre erotismo.
no debe ser una mera coincidencia que su padre y el mío opinen lo mismo acerca de las amenazas.
un abrazo.

Bandana dijo...

Señor Pasota: tengo dos maneras de responderle:
- La primera, aprovechando una de las ventajas que nos brinda el lenguaje (del cual vivimos) y es mediante la argumentación. No creo que simplemente decir algo sea sublimarlo. En el fondo, descreo bastante de los términos psicoanalíticos, porque la mayoría de las veces no podemos establecer sus límites. Hago mea culpa de mi error por haber introducido esa distinción engañosa extraída de esa pseudociencia que es el psicoanálisis.
Lo que no me gusta de la expresión (metafórica, claro: todo lenguaje es metafórico) “habría que matar a…” es que su contenido puede traducirse en la frase “Estoy tan en desacuerdo con X que habría que hacerlo desaparecer de la Tierra”. Es decir, en lugar de argumentar acerca del desacuerdo, simplemente se pide la eliminación de la persona. Hace poco, en una discusión acerca de un atentado, un conocido mío le dijo a otro: “a los que opinan como vos habría que matarlos”. Es decir: a partir de aquí no se discute más: yo dije la última palabra al respecto, y después de lo que yo digo, comienza la acción. No se establece como un interrogante ni como una opción; lo único que se puede hacer ante esa afirmación es aceptarla. Esa es la manera de utilizar una gran cantidad de falacias informales.

A ver: no quise decir que Mauro haya actuado de esa manera y que yo mismo no haya actuado así nunca (ver mi comentario más arriba); digo que puede discutirse si todo eso es, tal como usted lo llama (y a lo cual Mauro suscribe), “una saludable práctica del odio”. Ante todo, me gustaría que delimitara claramente lo que usted estaría dispuesto a aceptar por “saludable”. Hay mucho psicoanálisis detrás de esa expresión, y ya le dije que desconfío del psicoanálisis. Claro que le deseé la muerte a mucha gente, pero lo que yo pregunto es cómo entender esa afirmación de que alguien merezca o no merezca morir. También entiendo que Mauro quiso hacer un chiste. En el blog “Orsai", Hernán Casciari llegó a decir que habría que matar a todos los abogados. Como yo no soy abogado, lo interpreto como un chiste. Pero si fuera abogado, ¿sería un chiste? Si un nazi hubiera dicho que eso de matar a los judíos era un chiste, podría haber hecho mucha gracia entre los nazis. No lo discuto. Pero, ¿es eso un chiste? ¿vale como un chiste, o es una afirmación ‘cidiofílica’ e intolerante?

Como verás, no estoy discutiendo propiamente el dicho de Mauro, sino el estatus de esa forma de decir las cosas. Esa forma de decir las cosas que yo también utilizo, en ocasiones. No es una discusión moral: es una discusión ética. Así como en posts anteriores hemos hablado acerca de términos que debieran ser eliminados del acervo lingüístico, yo propongo que esto (que es una afirmación, no un término) sea por lo menos discutido.

- La otra forma de responder es (ya que defiende este tipo de retórica) haciendo un saludable ejercicio del odio, por puro gesto y sin sostén argumentativo:

A USTED HABRÍA QUE MATARLO.

(Nótese que no es una cobarde amenaza: es apenas un chiste, una inofensiva metáfora)

Enriqueta dijo...

Volvamos al principio. Yo también creí que María Marta cantaba re bien, y descubrí de grande que lo hace pésimo. Se lo adjudiqué de manera simplista a que había adelgazado(?), más facil de aceptar que el hecho de haberme comido un globo publicitario.

Anónimo dijo...

yo siempre pensé que los gordos cantaban mejor que los flacos. Debe ser por la imagen de algún tenor.